Rafael Rubio nos entrega un poemario de gran factura estética en lo formal, donde predomina la belleza, el ritmo poético y un sentido de la poesía que parecía olvidado en nuestros días. Su tono es de “algarabía”, es decir, de alborozo, de barullo alegre, de celebración especialmente de la naturaleza y de la divinidad. Un vocerío y griterío asociado con la exaltación a través de la voz y la palabra. Una voz -su voz- que se debate entre el respeto a la forma clásica, y la voluntad de sobrepujarla, a través de recursos disruptivos.
Para el poeta, Algarabía “es un tributo y una respuesta a los poetas que he amado y a la vez, he aborrecido con devoción. Intenté explorar distintas voces, diversos procedimientos de escritura, que dieran cuenta de la tensión y contradicción dolorosa que me constituye como poeta.”
Lom
Rafael Rubio