La obra de Iain Sinclair es, en cierto modo, la de un detective. Un detector de pistas que, al seguirlas, resuelve misterios. Ocurre con Sinclair, sin embargo, que sus peculiares investigaciones poco tienen que ver con el crimen y mucho con la huella cultural que van dejando sus héroes a lo largo de los siglos. En American Smoke Sinclair abandona el territorio que más conoce, Londres, para desembarcar por primera vez en una zona desconocida: Estados Unidos. Este peculiar libro de viajes relata el encuentro de Sinclair con una vastedad geográfica y cultural inabarcable: de punta a punta del país, de una costa a otra, el autor sale a la busca de nombres esenciales para comprender su prosa, su visión del mundo y su acidez conceptual, de Malcolm Lowry a Jack Kerouac, de Charles Olson a William Burroughs, y de Gary Snyder a toda clase de mitos, paisajes y recuerdos que han moldeado el imaginario colectivo, con particular interés (aunque no exclusivamente) por la Generación Beat y los grandes espacios abiertos de América. Asimismo, Sinclair también busca el fantasma de Roberto Bolaño en Barcelona y en Blanes, o los de Malcolm Lowry o William Burroughs en California. Descrito como un libro de «trayectos errados y decisiones malaventuradas», American Smoke es un road trip alucinógeno que confirma a Iain Sinclair como el paseante definitivo y uno de los cronistas más afilados de las últimas décadas.