En Ay, William, la icónica protagonista de Strout, Lucy Barton, rememora su relación con William, su primer marido, ahora amigo y confidente que aparece y desaparece de su vida. Al recordar sus años de universidad, el nacimiento de sus hijas, el fin de su matrimonio y las vidas que fueron construyendo después, Strout teje un sutil retrato de una relación que ha durado décadas. Esta novela es una lección magistral sobre el arte de contar historias que capta la alegría y el dolor de ver a los hijos crecer y formar sus propias familias, de descubrir secretos familiares o de aprender que la gente tiene su propia forma de vivir y amar. Y, en el centro de esta historia, la voz inolvidable de Lucy y sus reflexiones perennes sobre nuestra propia existencia.