Canto yo y la montaña baila es una novela en la que toman la palabra seres humanos, mujeres de agua, fantasmas, setas, perros y corzos que habitan entre Camprodon y Prats de Molló. Una zona de alta montaña y fronteriza que, más allá de la leyenda, conserva la memoria de siglos de lucha por la supervivencia, de guerras fratricidas y de persecuciones atizadas por la ignorancia y el fanatismo, pero que encarna también una belleza que no necesita muchos adjetivos. Un terreno fértil para soltar la imaginación y el pensamiento, las ganas de hablar y de contar historias. Un lugar donde empezar de nuevo y, tal vez, encontrar una cierta redención. El jurado destaca la energía desbordante y contagiosa de la novela, la belleza de una prosa vitalista y llena de texturas y un juego con los puntos de vista que se desliza con toda naturalidad.