Ágil, provocador y muy personal, este libro le llegará al corazón a todo el que disfrute del arte como creador, como aficionado, como espectador... o como mirón. Kathleen Rooney escribió este texto a los ventitantos años, tras trabajar como modelo desnuda para artistas durante largas temporadas, a la vez que desempeñaba otros trabajos alimenticios. El cuerpo, el sexo, el arte y la identidad se mezclan en este testimonio radicalmente original, la voz de una joven del siglo XXI que busca en la historia y en el pasado la raiz de sus propios sentimientos como objeto.