No tiene sentido histórico delegar la soberanía, prestando advocación a partidos políticos que han demostrado hasta el cansancio que no han representado jamás los intereses del pueblo-ciudadano. Es necesario pues, desde ayer, pensar el futuro sin ellos. ¿A qué esperar? ¿A que los políticos terminen el proceso constituyente que, a espaldas de la ciudadanía, están organizando? ¿A que perpetren hasta el final el crimen que están cometiendo contra el principio universal de la autodeterminación de los pueblos? Desde tiempos inmemoriales, los pueblos que se han congregado en un territorio para poblar, convivir y autodirigir su vida y su destino, se han gobernado por una asamblea abierta, y han destinado a ese efecto un espacio ‘público’: la plaza, el foro, el ágora. Tras 60 años de investigación y trabajo académico, con más de 40 libros publicados en materias de historia económica, social, política, local, militar y de teoría y método, siempre en la perspectiva de la “historia desde abajo y desde adentro”, comienzo a cerrar el círculo de mi vida como historiador. Lo que se abrió el 18/10/2019 ha sido excepcional, decisivo y profundo. Calzó con las tendencias que fui encontrando en todos mis trabajos. De verdad, el meollo de la historia de Chile es el proceso constituyente. En este libro englobo (casi) todo lo que he encontrado, y veo que todo toma sentido en la problemática actual. Por eso, este texto se parece a un testamento.