El nuevo poemario de Thomas Harris es un viaje a través de un laberinto de significaciones y emociones intensas. Dedicatorias y citas literarias, como las de Leopoldo María Panero y La Odisea, apuntan a la importancia del lenguaje, los sueños y la irrealidad. Los 158 fragmentos que componen el libro se despliegan en un género poético que genera más preguntas que respuestas, cuestionando su propia naturaleza: ¿es un poemario, una reflexión intertextual, una paráfrasis cultural, un vórtice de especulaciones nietzscheanas o elucubraciones cinematográficas?
Este poemario es una amalgama de sueños y símbolos centrados en Nietzsche, el caballo de Turín y temas como la locura, los sueños, el erotismo y el psicoanálisis. Refleja una sensibilidad extrema de la cultura occidental, siempre deseante y reprimida, y se conecta con la cultura contestataria del romanticismo, sin olvidar sus raíces griegas y latinas. Circundado por la subcultura de lo fantástico y lo terrorífico, rompe con el orden establecido y evoca la búsqueda de un texto totalizador de nuestros miedos y fantasías más profundas. Al mismo tiempo, refleja la fragmentación y alienación que nos envuelve, mostrando la imposibilidad de encontrar formas seguras de vivir.