Locas Mujeres, tanto de Lagar I como de Lagar II, es sobre todo un vivo y estremecedor retrato de esa lucha por la palabra que la Mistral emprendió. Poemas casi esculpidos, que de tan austeros se resquebrajan hasta sangrar por la herida. La Mistral establece un registro extremadamente personal y preciso que hace que su voz poética se instale y resplandezca a pesar de los intentos de canonizarla dentro del patrón de "gran madre nacional" y "mártir del amor", marcando así, con su verso honesto y certero, la cancha del juego poético. Por la cercanía de estos poemas, por la actualidad de su escritura y su decir, es que debemos leerla desde nuestra contemporaneidad.