Pablo Neruda y Salvador Allende, personajes centrales de la historia de Chile en el siglo XX, son figuras emblemáticas y arquetípicas de la izquierda nacional y latinoamericana que a través de su trabajo político y estético persiguieron por décadas sus propios sueños y anhelos. Uno, la primera magistratura de la nación para materializar su proyecto político-social; el otro, el Premio Nobel de Literatura, que vendría a coronar una trayectoria poética sin parangón en las letras hispanas. Ambos fueron siempre protagonistas como actores sociales y culturales, evidenciado no solo en su activo papel político, de militantes conscientes, disciplinados y de promotores de sus deberes cívicos, sino también en su posterior imagen y proyección como referentes históricos. Más allá de compartir convicciones profundas y de haber estado estrechamente ligados por circunstancias políticas e históricas, destacó entre ellos la amistad, el respeto y admiración mutua que se profesaron. La persona, en este caso, no dejó espacio al predominio del personaje.