En estos nueve relatos que conforman su primer libro, Paulina Flores entrega una visión despojada, de una sinceridad apabullante, de la vida de los chilenos de hoy. Mujeres que viven en blocks de Independencia, Ñuñoa, Conchalí o Talcahuano. Hombres que, al perder su trabajo, revelan los frágiles cimientos que sustentan la familia. Jóvenes que trabajan en bibliotecas de mall o en locales de comida rápida. Y que recuerdan el día en que perpetraron un pequeño robo, las razones que los llevaron a separarse o aquel instante en que perdieron, definitivamente, la inocencia. Personajes que parecen extraviados en la calle pero que al pasar por el tamiz de Paulina Flores, por su extraña mezcla de crudeza y ternura, de transparencia y densidad, sentimos que conocemos desde siempre. Allí están tía Nana, Raquel, Bruno, Denise, Camilo, Nico. Sus historias se expanden y operan por acumulación, pegándose a nuestra piel. Son personajes cuya única herencia es una trizadura. Desde allí Paulina Flores observa y, con una madurez admirable, funda un universo literario que es de ella y, también, nuestro.