"En los relatos de Reinos hay casas con parientes indeseados, partos difíciles, un campus lleno de perros, pololas que toman sol como lagartijas antes de entrar a clases, larvas que reaparecen en los baños y fiestas con la ex que terminan mal; accedemos a la mentalidad de jóvenes ensombrecidos ante el deber ser adulto en un ambiente hostil.
Como apuntara el crítico Juan Manuel Vial: «Los cuentos de Romina Reyes abordan con una prosa sumamente clara algunas situaciones oscuras en las vidas de varios veinteañeros» y «dan para apreciar, de manera bastante veloz, varias cualidades del género: soltura en el manejo de la voz que narra (sea femenina o masculina), seguridad en la estructura y acierto en el desenlace».